La vida de lujos y excesos de que gozaba Elba Esther
Gordillo, ha sido el común denominador de muchos líderes sindicales durante
décadas en México.
A Luis N. Morones, un empleado de la Compañía Telefónica
Mexicana, que llegó a ser dirigente de la CROM, diputado federal y secretario
de Estado, le gustaba lucir en cada dedo sus famosos anillos de piedras
preciosas.
Leonardo La Güera Rodríguez
Alcaine, líder de la CTM se
avecindó en la colonia exclusiva del Pedregal, en una residencia valuada en su
momento en 2 millones de dólares, además de poseer, por lo menos, un rancho en
el Estado de México, y una colección de autos de lujo.
El líder de los petroleros, Carlos Romero Deschamps, es dueño de un edificio de 5 pisos en
Cancún, valuado en alrededor de un millón 400 mil dólares y un yate de un
millón y medio de dólares, mientras que su sueldo de obrero no rebasa los 25
mil pesos mensuales.
A Víctor Flores Morales, líder
Ferrocarrilero se le ha documentado la posesión de un edificio de departamentos
en Edison 165 de un valor estimado de 5 millones de pesos.
Joaquín Hernández Galicia,
La Quina, ex líder petrolero en
una sola noche en Las Vegas, podía perder un millón de dólares en algún casino.
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